Negro

Cuando el tiempo deja huella
ya se encarga la lluvia
de borrar las pisadas.
Así son las tormentas:
acallan la injusticia
prometiendo calmas futuras
y lavados pulmones ennegrecidos
con carbón de la tierra nuestra.
No hay paso en balde obligado a retornos,
ni medias vueltas
ni ejercicio moral capaz
de disparar con bala a la necesidad.
Vivir y morir
soñando aquel segundo futurible jamás alcanzado,
divisando como espejismos
algún atardecer iridiscente,
encadenados a la incertidumbre
de una petición no correspondida,
o ese factor sorpresa
capaz de hacer latir un corazón impenetrable.

Resistiendo los días
lejos del terruño amado,
atravesando desiertos de negrura
con el aire de Madrid
a las puertas de un verano abrasador,
como si uno anduviera acostumbrado
a vivir bajo tierra,
picando mineral con la inercia
de quién no tiene otra cosa que hacer
mas que comer tierra.
Horas de silencio
imitando los ruidos de la andanza
y la tristeza camuflada
en un casco que ruge por si solo,
alzando la mirada
con las pupilas contraidas
y pensado:
"hoy que hasta el alma tengo sucia
y emborronar se el alba
con el negro de los años,
nadie reescribe ya mi historia
y el mundo entero firma con diamante".

Poema perteneciente a "Abrazos, sombras y blues 2012".
Autor: Francisco García Moreno.Texto registrado ®

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